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En el año 2005, junto a mi esposa nos encontrábamos trabajando en una Iglesia, donde fuimos invitados por el Pastor, que a raíz de problemas de saludo, nos pidió ayuda en la obra. Al cabo de un tiempo trabajando allí, nos sentíamos muy cómodos, queridos y aceptados, pero un domingo antes del Servicio, fuimos temprano al templo como solíamos hacer todos los domingos para orar, y mientras estaba hablando con Dios, siento que alguien me pregunta “Estas cómodo aquí?”, inmediatamente respondí: si, me encontró muy cómodo y querido por la congregación, a lo que recibo una respuesta: “Yo no te llame para que estés cómodo, este no es tu lugar”, sorprendido, una vez que termino el servicio dominical, platique con el Pastor, a lo que el Pastor me dijo: Sabes que soñé, y te decía “gracias por pasar por Macedonia, esto alcanzo para luego en una charla con mi esposa, nos diéramos cuenta que algunos de nuestro hijos no se estaban congregando, por lo que le dije a mi esposa, nuestra primer Iglesia es nuestra familia, vamos a tratar de recuperarlos para el Señor, y fue así como hablamos con uno de nuestro hijos, y le pedimos si podíamos hacer una célula en su casa. La intención era reunir a nuestros hijos con sus familias para adorar a Dios. Es así como nuestro hijo Javier, nos dijo que no había ningún problema. Programamos la primer reunión para el domingo 15 de octubre de 2005, a las 16:00 horas, que nos íbamos a juntar la familia para la célula, y cuando llego la fecha y hora indicada, estaciona frente a la casa una camioneta de una familia amiga diciendo que se habían enterado de la célula y quisieron estar presente, porque hacía más de dos años que no se congregaban, así que nuestra primer reunión de célula estaba compuesta por doce personas. Estuvo realmente hermosa la reunión y comenzamos a esperar con ansias el próximo domingo. El domingo siguiente, se agregaron más personas, y al otro domingo, más personas, etc.

Cuando nos dimos cuenta, la casa nos quedó chica, y nos fuimos a la casa de nuestra hijo Noemí que era mucha más grande, pero Dios no siguió sorprendiendo a tal punto, que tuvimos que alquilar un local. El Local era de pequeñas dimensiones, pero para nosotros estaba cómodo. En el centro de San Francisco Solano, había un cine que no tenía actividades, por lo que un día, caminando por la vereda de la avenida principal de Solano (Av. 844), encuentro a una señora que estaba vendiendo frente a la puerta del cine, y le pregunté si conocía el dueño del cine, y esta mujer me dijo, es el señor (haciendo seña a un señor que estaba hablando con ella). Inmediatamente me dirigí al señor y le pedí que me alquilara el cine, este señor me llevo al interior del local, por lo que quede maravillado, le pregunte cuanto me iba a cobrar el alquiler, y me dijo: “Después arreglamos”, pero que dispusiéramos del mismo cuando quiera, que me iba alcanzar la llave, era como que Dios nos habría puertas por todos lados. Estuvimos tres meses en el cine en pleno centro de Solano. Cuando entregamos el cine, quisimos volver al local que teníamos, y nos dimos cuenta que no entrábamos, por lo que tuvimos que Salir a buscar un salón más amplio.

Fue ahí donde me di cuenta que la célula ya no era una célula, y que sin querer me encontraba con una Iglesia. Hoy estamos más que bendecidos y contamos con un anexo en Puerto Iguazú, Misiones, otro en Villa La Florida, partido de Quilmes, y actualmente estamos trabajando para abrir un anexo en El Dorado, Misiones. Cabe destacar que desde el 24 de noviembre de 2019, y bajo la Supervisión Nacional del Dr. Nicolás Marulla, Supervisor Regional Marcos Franco, Ricardo Castro Supervisor Distrito Quilmes.